Colegio Montessori

Greenleaves es un colegio Montessori ubicado en Madrid que cuenta con un proyecto educativo en que uno de sus pilares es pedagogía de Maria Montessori.

Nuestro colegio tiene la fiel convicción de que la educación está en constante cambio. No se detiene. No tiene quién la detenga porque es intrínseca al ser humano y, como este, no hay dos iguales. Cada uno tiene su esencia propia, esas características que, aunque se asemejan unas a otras, son únicas en el ser de cada uno.

Somos parte del cosmos, como ya afirmara, años atrás, la doctora Montessori, y, además, somos parte fundamental de este. Imaginemos un engranaje, si falla una pieza se paraliza el sistema pero, a su vez, cada pieza ocupa un lugar diferente a otra, aunque sea un milímetro de distancia y todas son igual de necesarias para el sistema.

El niño en la pedagogía Montesori

La concepción del ser humano ha ido evolucionando, cambiando, y, como el dilema del huevo y la gallina, no podría afirmar si es la educación la que viene primero o, por el contrario, es el hombre el que toma la primera posición.

Estos continuos cambios han traído consigo concepciones diversas de la vida y percepciones dispares del propio ser humano.

Lo que sí es una realidad innegable es que el niño viene antes del ser adulto, es el cimentaje de lo que será la persona, es la base de todo cambio social y de esta premisa parte la importancia de centrarnos en conocerlo de la forma más holística posible.

No siempre se le ha otorgado al niño el valor que realmente merece. Si retrocedemos en la historia y partimos de la etimología de la palabra “infante” o “infantil”, tenemos que ubicarnos en el antiguo imperio romano. Esta palabra proviene del latin “infans, infantis” que, si lo disgregamos en sus componentes léxicos tendríamos in- (negación), -fari- (hablar), -nte (agente). En traducción literal “el que no habla” que, socialmente, podría tratarse como el que no habla o no tiene la capacidad de hablar. Esto derivó en una condena de años tomado como sujeto paciente de su propia vida donde, por supuesto y según nos atañe, tenemos que incluir de su propia educación.

El tiempo fue pasando y las necesidades coyunturales convirtieron al “que no habla” en una herramienta más de trabajo al servicio de la familia, como sucedería, en su máximo esplendor, durante la revolución industrial. Mano de obra barata y útil.

Por suerte las mentalidades cambian, aprenden y mejoran. Así fue como la visión hacia el niño fue cambiando y, tras largos años, se empezó a comprender que, al igual que el cuidado de la semilla afecta al árbol futuro, la atención al niño afectará al adulto en potencia que está destinado a ser.

Niños en un aula de Greenleaves

La visión hacia el niño afecta directamente a la visión del proceso de enseñanza-aprendizaje

La visión hacia el niño afecta directamente a la visión del proceso de enseñanza-aprendizaje en un colegio Montessori.

Hemos vivido constantes cambios en los paradigmas educativos, pasando de la educación netamente militarizada y enfocada al trabajo, al instrumentalismo más conservador hasta una visión constructivista de la educación, donde se comienza a ver pequeños destellos de la fuerza creadora del niño.

No fue hasta los aportes de la doctora María Montessori que se otorgara al niño la posición central que este merece. Con su afirmación, “si existe para la humanidad una esperanza de salvación y ayuda, ésta no podrá venir más que del Niño, porque en él se construye el Hombre”, la doctora Montessori coloca al niño en el lugar social que le corresponde, como base fundamental del desarrollo futuro de toda sociedad.

Ahora bien, el niño es una persona y, como hemos podido reflexionar previamente, no hay uno idéntico a otro. Esta postura ya fue defendida en la cita adjudicada al filósofo español Ortega y Gasset, somos lo que somos y nuestras circunstancias. Por lo tanto, nace la necesidad de considerar a cada niño por lo que él, y sólo él, es. Somos seres sociales, tenemos intereses, capacidades cognitivas, habilidades especiales, situaciones socio-económicas individuales, circunstancias personales. Todo esto debe estar reflejado en las aulas de nuestros colegios. El niño no es una máquina por lo que no puede tener estándares de desarrollo pautados por el propio hombre. Cada niño es un mundo en sí mismo y, por lo tanto, tiene unas necesidades diferentes.

En un colegio Montessori tenemos que trabajar en la idea de encontrar un ambiente donde todos y cada uno de los niños puedan desarrollarse de la manera más natural y óptima posible, atendiendo, holísticamente, a las necesidades de cada uno de modo personal. Aquí emerge la necesidad de implementar aulas inclusivas.

Montessori, en este aspecto, es una de las filosofías educativas que más se ajustan a la idea de la individualización de las capacidades y la consecución de objetivos acordes a las características, intereses y circunstancias de cada discente.

Un guía montesori en un ambiente preparado

María Montessori otorga al niño la real capacidad de dirigir su propio aprendizaje.

María Montessori rompe con toda concepción anterior de la educación. María es la primera que otorga al niño la real capacidad de dirigir su propio aprendizaje. Y esto lo defiende aludiendo a la naturaleza del ser humano.

En varios ejemplos, a lo largo de sus estudios, ofrece pruebas científicas de que la persona, al igual que los animales, aprende por sí sola como desarrollo natural del ser. Pues todos los animales aprendemos a andar de forma natural, aprendemos una forma de comunicarnos de manera natural, aprendemos a alimentarnos y a beber agua por naturaleza, etc.

María Montessori defiende que en un colegio Montessori no es necesaria la concepción de un maestro que imponga conocimientos teóricos, sino que el efecto espejo y la imitación de las actuaciones son suficientes para que el niño aprenda del adulto. Por lo cual, ahora el adulto es considerado ejemplo para el niño pero no dictador de conocimientos.

Una niña en un ambiente preparado del colegio montessori en madrid greenleaves lleva una planta para jugar con ella inetras otros niños la miran

La necesidad del aprendizaje de conocimientos técnicos desde temprana edad en el colegio Montessori

Otra concepción pedagógica tradicional que María Montessori rompe por completo es la necesidad del aprendizaje de conocimientos técnicos desde temprana edad (instrumentalismo).

Montessori defiende y argumenta que lo realmente importante para una sana y natural evolución del niño hacia el hombre adulto es el desarrollo de la autodisciplina. Esto es ser capaz de saber dirigir sus acciones hacia unos propósitos buscando el bien propio y de la sociedad. De esta manera el niño será capaz de ir aprendiendo lo realmente importante para su vida y para la de la sociedad que le rodea.

El adulto guía observa las necesidades y los intereses propios del menor, desde una perspectiva neutra, evitando los juicios de valor

El papel del adulto en el camino del autoaprendizaje y el auto control del niño

María Montessori propone ciertas pautas que el adulto debería seguir para poder guiar al niño en el camino del autoaprendizaje y el auto control.

El adulto, sea madre, padre o cualquiera que tenga relación con el niño debe seguir ciertas actitudes que permitan el natural desarrollo del niño mediante la autonomía del trabajo.

varios niños eligen sus materiales montessori con autonomía en el colegio montessori en madrid greenleaves montessori

María propone ciertas funciones importantes, que forman el eje de la educación Montessori en los colegios Montessori:

El adulto debe encargarse de preparar el ambiente necesario para el niño en el colegio Montessori

Esto siempre tomando en cuenta la edad del niño y tratando de evitar riesgos físicos. El niño no debe sentirse presionado a realizar una u otra acción, sino debe ser libre de seguir sus gustos, sus intereses y de responder sus dudas de la forma más natural posible. En síntesis, debe proporcionar autonomía de trabajo al niño.

El adulto debe preparar material que tenga un propósito de aprendizaje claro

En un colegio Montessori, el material debe ayudar a desarrollar alguna habilidad del niño, siguiendo sus periodos sensitivos. Es importante que el niño se dé cuenta que el objeto que está utilizando tiene relación con la realidad del mismo. Si el material no satisface la necesidad sensitiva por la que esté pasando el niño, este solo obstaculizará su aprendizaje y, seguramente, causará frustración en el menor.

un niño trabaja con el material montessori torre rosa, en el colegio Greenleaves

El adulto debe evitar la “sustitución”

No puede ayudar al niño en las situaciones en las que suponga un reto para él. El niño se siente motivado superando retos naturales de la edad, le requiera el tiempo y el esfuerzo que necesite. En caso contrario, el niño comenzará a sentirse incapaz de lograr sus metas y se convertirá en un adulto frustrado.

En un cloegio Montessori, el adulto debe ser un ente observador

Una de las principales funciones del adulto, para llevar a cabo todas las anteriores, es la observación. El adulto debe estar siempre observando las necesidades y los intereses propios del menor, desde una perspectiva neutra, evitando los juicios de valor.

Funciones complementarias dentro de un ambiente Montessori

Además de estas funciones genéricas del adulto, en un colegio Montessori, dentro de un ambiente Montessori, deben existir dos funciones complementarias:

Función Horizontal

Donde el adulto es uno más con el niño. Se siente a la misma altura que ellos y ellos lo sienten a él uno más del grupo. El adulto comparte con los niños actividades, se tumba junto a ellos, trabaja con ellos y juega junto a todos. De este modo será capaz de observar de primera mano los intereses y actitudes del infante. Sintiendo lo que ellos sienten y compartiendo la perspectiva de la que ellos gozan.

Varios niños trabajan en un ambiente preparado

Función vertical

En un colegio Montessori, el adulto toma rol “exterior”. Trabaja una observación sin comunicación con el niño. Camina alrededor, observa desde lejos, no interfiere en la actividad del niño. Esto le otorga una visión contextual general del menor.

Principios básicos que rigen la pedagogía Montessori

María Montessori define los principios educativos como las pautas que se deben llevar a cabo, los requisitos, para que la educación del menor pueda llegar a ser más plena y natural. A lo largo de sus escritos menciona varias estrategias y recursos, pero hay unos principios básicos que rigen la pedagogía que ella defendía y que tan bien le funcionaba.

Estos principios son:

La repetición del ejercicio

La repetición del ejercicio: “Cuanto mejor se enseñaba un ejercicio, más estimulante parecía para ser repetido”, con estas palabras, María, defiende la necesidad de realizar un ejercicio (por parte del niño) no una, sino varias veces.

Para una buena adquisición es necesario que el niño haga una y otra vez la misma repetición, no por una necesidad exterior (estética) sino por la necesidad interior del niño de satisfacer el superar un reto propuesto. La actividad solo será repetida si al niño le llena una necesidad sensitiva.

La libre elección

La libre elección: Este principio defiende la libertad de movimiento y de acciones del niño. Este debe seleccionar los materiales y las actividades que necesita en cada momento.

Cada niño es un mundo y nadie puede saber (solo él mismo) su necesidad en cada momento. Si dejamos al niño ser libre, este se desarrollará conforme a su naturaleza.

Todo niño evoluciona, es naturaleza, solo hay que dejar que él mismo marque sus pasos. Si el niño elige la actividad que a él le motiva conseguiremos que la repita varias veces, así, como afirma Montessori, “El principio de la libre elección acompañó al de la repetición del ejercicio”.

Los juguetes en los colegios Montessori

Los juguetes: en un colegio Montessori los juguetes deben ser SIEMPRE adaptados a la edad del niño, con materiales que satisfagan todos los sentidos del niño. Tienen que tener un olor, tacto, sabor, peso… específicos dependiendo de la acción que estamos buscando. Deber ser de materiales agradables para el niño. Pero el niño tiene que ser el único que decida cuándo y cuál usar.

Materiales montessori en un ambiente preparado del colegio montessori en madrid greenleaves montessori

El silencio

El silencio: Para María Montessori el silencio es un principio clave para calmar al niño y provocarle en su interior una propia armonía (disciplina) que él solo exteriorizará. El silencio es necesario en toda educación Montessori y es necesidad trabajarlo y mantenerlo para que el orden no se altere.

La dignidad

La dignidad: La doctora María Montessori, en su libro el secreto de la infancia, afirmaba que “Es preciso considerar su punto de vista (del niño), o mejor, conviene comprender que los niños son extremadamente sensibles a todos los actos de desprecio que les dirigimos y les humillan”.

El niño tiene dignidad y le gusta ser agraciado si consigue superar un logro. Si tratamos al pequeño de una forma dictatorial, le faltamos el respeto si no realiza adecuadamente una acción, solo vamos a conseguir un niño frustrado y con miedo al actuar. Esto detendrá claramente su desarrollo.

La disciplina

La disciplina: Este principio está muy debatido desde los inicios de la pedagogía moderna, ¿Qué disciplina “imponer” al niño?

Para María Montessori la disciplina se otorga del orden. El niño acatará una auto-disciplina si se encuentra en un ambiente ordenado, sin obstáculos y molestias, pues el orden y el silencio satisfacen sus sentidos.

Es naturaleza que el ser humano busque orden en su día a día. Pues los sentimientos de una persona hacia un lugar ordenado son mucho más agradables que al contemplar un lugar lleno de basura o residuos y sin un orden lógico. “¿De dónde provenía esta disciplina perfecta, vibrante, hasta cuando se manifestaba en el silencio más profundo; aquella obediencia que dominaba y era seguida inmediatamente? Preguntaba María, a lo que ella misma respondía: “Nadie la había provocado y no hubieran podido obtenerla del extelrior”.

El ambiente preparado en un colegio Montessori

Para poder llevar a cabo este tipo de pedagogía (Filosofía, al considerar cada aspecto de la vida del discente), es necesario preparar un ambiente preparado, el cual ofrecerá al niño y a la niña el espacio necesario y los recursos adecuados para depender lo menos posible de la figura adulta como impositor de actividades constantes.

El ambiente preparado, en palabras de María Montessori, es el laboratorio en el cual el niño se desarrolla de la manera más natural posible.

El adulto actúa como preparador del ambiente y observador de las actividades del niño dentro del mismo.

Este ambiente debe cumplir unos aspectos físicos y psicológicos bien estudiados para que el desarrollo del niño sea óptimo.

Aspectos físicos más reseñables del ambiente preparado en un colegio Montessori.

El ambiente debe ser de un tamaño considerable

El ambiente debe ser de un tamaño considerable, permitiendo al niño moverse e interactuar de la forma más agradable posible. La congestión dificulta la comunicación, el orden y el movimiento.

Los objetos deben ser adecuados para el niño

Los objetos (mobiliario y materiales) deben ser adecuados para el niño. El peso, el tamaño y la seguridad deben estar relacionados con las capacidades de los niños en cada edad. No podemos emplear los mismos que se emplearían en una oficina para adultos, esto dificulta la interacción del niño con los mismos.

Debe ser estéticamente agradable

Debe ser estéticamente agradable, siendo colores naturales, no muy llamativos. Puede estar adornado con cuadros e imágenes, pero debemos evitar la aglomeración de objetos (distraería al niño).

Debe ser limpio y ordenado

Debe ser limpio y ordenado. La mente humana es un mecanismo ordenado de ideas y pensamientos, por lo tanto el ambiente debe seguir la misma pauta para evitar el estrés del habitante. El niño imita e interioriza lo que observa del ambiente, por lo cual un ambiente ordenado y limpio enseñaría al niño a ser lo mismo en su vida diaria.

Un ambiente preparado en el colegio montessori en madrid greenleaves montessori

Contener elementos naturales

Contener elementos naturales. Queremos que la educación del niño sea lo más pragmática a la realidad posible, para considerarse desarrollo natural. Entonces el encontrar plantas y animales aporta ese toque de realidad de la que las aulas convencionales carecen. Así como, al tener que cuidarlos, ayuda al niño a desarrollar responsabilidad y respeto hacia la naturaleza.

Debe ser un sitio seguro

Ser un sitio seguro. El ambiente no puede tener zonas peligrosas para el niño. Este último tiene que tener libre movimiento por lo cual, el adulto estará atrás de él en cada momento. No deben existir zonas ni objetos que pongan en peligro la integridad del niño. Algunos ejemplos son: evitar zonas puntiagudas, evitar esquinas afiladas en objetos, intentar que el peso sea el adecuado para la edad…

Se recomiendan ventanas amplias a un jardín o espacio natural agradable

Se recomiendan ventanas amplias a un jardín o espacio natural agradable. De este modo se puede aprovechar como extensión del mismo espacio.

Aspectos psicológicos del ambiente preparado en el colegio Montessori

A su vez debe cumplir una serie de aspectos psicológicos para permitir el desarrollo natural e individualizado de cada niño que en él convive. Los aspectos más importantes en este apartado son los que mencionamos a continuación:

Los objetos deben contener auto-corrección

Los objetos deben contener auto-corrección. El niño debe darse cuenta de su error y tener una “guía” que le permita corregirse por sí mismo.

Promueve la independencia y el libre movimiento

Promueve la independencia y el libre movimiento. Gracias al gran tamaño del espacio y el orden del mobiliario el niño no tiene problemas para moverse libremente por el espacio. Tampoco interrumpe la labor de los compañeros.

Niños de diferentes edades

Se recomienda que, en el mismo espacio, convivan niños de diferentes edades. Esto ayuda a la relación social y al aprendizaje mediante la enseñanza entre ellos mismos (sin la intervención del adulto).

El ambiente de un colegio Montessori debe reflejar la cultura del lugar

El ambiente debe reflejar la cultura del lugar. No es igual tener un aula Montessori en Perú que en China. Cada país tiene su estilo de mobiliario, sus horarios de comida y su decoración tradicional. No se trata de romper con la cultura propia.

Debe favorecer las salidas autónomas

El ambiente preparado en el colegio Montessori: la necesidad de una buena planificación y una profunda observación por parte del Guía encargado

Una vez analizadas las características físicas y psicológicas del ambiente en un aula Montessori llegamos a las conclusiones de la necesidad de una buena planificación y una profunda observación por parte del Guía encargado.

Si la planificación es buena y se cubren las necesidades del alumnado, esto podrá denominarse ambiente preparado. Pues todo el mobiliario y todos los objetos estarán previamente estudiados y empleados con un fin. Por ejemplo, se relacionará la edad de los niños con el material, no se encontrarán objetos repetidos en el aula, el orden será estricto, etc.

Una vez cumplidas ambas familias de características podremos comenzar a observar las ayudas que el ambiente preparado ofrece al desarrollo social y emocional del niño.

El desarrollo natural socio-emocional del niño depende tanto de su interior como de lo encontrado en el exterior. Siendo el culmen del ser social, en cuanto a disciplina, su propia autorregulación. Pero para conseguir esta auto-disciplina es necesario un arduo camino de trabajo y preparación.

María Montessori propone ciertas pautas para conseguir un verdadero ambiente preparado en un colegio Montessori

Lo primordial es saber agrupar a los niños en grupos de edades (no es funcional agrupar una edad por clase como en los colegios tradicionales), de esta manera el niño mayor puede ayudar al menor y el menor sentirse motivado por el mayor.

Este es el mejor de los aprendizajes, puesto que los niños son los únicos que realmente saben explicar con sus palabras a sus compañeros y, a su vez, una persona interioriza de mejor manera si sabe cómo explicarlo.

Al estar el ambiente preparado con objetos sin repetir y con espacios abiertos, pero divididos en zonas, los niños, con los años, comienzan a ir aprendiendo a ser pacientes, a resistir la espera.

Esto lo aprenden no solo para la clase sino para la vida real. Les va desarrollando un espíritu cívico muy productivo. Aprenden a compartir, aprender a respetar el turno y la voz del compañero, aprenden a valorar los objetos…

Los niños tienden a frustrarse al darse la “sustitución” cuando están realizando alguna actividad que les supone un reto. Ellos quieren hacer las cosas por sí mismos y disfrutan consiguiendo su objetivo (tarden el tiempo que tarden). Los adultos, por tradición o por falta de sensibilidad, solemos cometer uno de los mayores errores que es cansarnos de los intentos del niño e ir a realizarle la acción.

Esto provoca frustración al menor, que lo cargará hasta la vida adulta. En este campo, los niños son expertos para entender sus propios sentimientos y necesidades. Bajo las arduas observaciones de estudio, la doctora Montessori, se percató que son ellos mismos los que mejor saben cuándo realmente un compañero necesita ayuda o si está intentando conseguir su propio reto.

Esto, en un ambiente preparado Montessori, ayuda a que los niños se ayuden entre ellos y que no exista la “sustitución”.

En un colegio Montessori, el ambiente preparado forma al niño como adulto en potencia

El objetivo principal de la educación debe ser preparar al niño para la vida real, el pragmatismo social. El ambiente preparado forma al niño como adulto en potencia y no como mero instrumento de la sociedad.

El niño está capacitado, está interiormente preparado, para realizar las actividades acordes a su edad. Mediante la evolución natural este va adquiriendo nuevas capacidades, nuevas habilidades y nuevos conocimientos que le permitirán ir realizando las acciones con más cuidado y más precisión. Es el adulto el que debe proporcionar al niño un ambiente, unos materiales y unas oportunidades propicias para que lo lleve a cabo de la forma menos artificial posible.

La idea de María Montessori acerca del ambiente preparado es una de las más completas investigaciones educativas, así como de las mejores enfocadas en la necesidad vital del niño.

Es nuestro trabajo, como adultos, facilitar al niño su crecimiento, respetando sus etapas de desarrollo y proporcionándole un espacio agradable, dinámico, lúdico y realista donde el menor pueda desarrollarse como ser humano, con sus virtudes y sus potencialidades.